miércoles, 4 de noviembre de 2015

OJALÁ


Ojalá pudiera ser inmune a las injusticias como lo son muchos jóvenes. Ojalá pudiera darme igual que una persona robe comida que ningún servicio social le proporciona y practique la delincuencia por pura necesidad y ya por eso su destino es estar encarcelada los años que dictamine un juez. En cambio una persona que roba por ambición, por poder, que tenga todas las necesidades básicas cubiertas y por ello no tenga que sufrir la humillación de robar para poder subsistir, y esa persona, esa mísera persona, no tenga el destino condenado, más bien solucionado con unos cuantos billetes que soltar. Ojalá este tipo de cosas pudieran darme igual, ojalá, entonces yo no viviría tan alterada, no viviría tan indignada, no viviría tan asqueada de saber que entre esas y muchas mas situaciones yo me encuentro y no puedo hacer absolutamente nada. Ojalá tuviera la capacidad de callarme lo que pienso. Ojalá dejara a mi ignorancia hablar, entonces nadie tendría ninguna queja, y yo no sería la que aparentemente necesita hacerse ver entre los que no hablan. No tengo la culpa de que las personas que construyen la sociedad estén cayendo en esa trampa, de no educarnos para no saber difendernos, de no darnos la oportunidad de hablar, de callarnos ante las injusticias, de no tener los cojones suficientes para decir lo que pensamos y expresarnos sin ningun miedo. Me da lástima vivir tan condicionados, tanta lástima que me hace reflexionar. El quid de mi reflexión no se basa en lo que los demás puedan pensar, se basa en si piensan. ¿Pensarán en lo que es justo? ¿Y entonces por qué parezco ser la única a la que esto le hace reflexionar? Incluso me hace pensar en Sócrates, me hace reflexionar sobre mi inteligencia moral. ¿Soy una buena ciudadana por expresarme y luchar por justicia o precisamente por eso soy una mala ciudadana?
En un mundo donde a todos parece darles igual la mano con la que se tome la justicia, incluso la justicia en sí, ¿quién es el mal ciudadano?
Siento no ser como me obligan a ser. Siento no seguir las condiciones que me imponen a seguir. Siento no ser lo suficientemente ignorante como para dejarme manipular cual borrego. Siento esforzarme por romper las cadenas que me mantienen dentro de la caverna. Siento quitarme las vendas que me mantenian cegada, y con el tiempo, me estoy deshaciendo de ellas, y me esta dejando ver la luz, la luz que ilumina la realidad. Siento mucho no convertirme en uno de vuestros títeres cual espectaculo tenéis la primera fila. Siento, básicamente, no ser uno de vosotros. Siento preferir morir de pie, que vivir de rodillas.





Y sobretodo, siento profundamente que todo eso me dé igual.